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10 de julio de 2019 à 23:31

GREDOS....DEL ALMANZOR A LA GALANA

Almanzor la Galana.

Gredos, siempre Gredos, sistema montañoso cerca de Madrid que nos deja grandes días de montaña. Por eso cuando Fran me propuso acercarnos a Gredos para que su Hijo Alejandro (Alex como le llamamos) subiera al Almanzor, dije rápidamente SI, pero ya que estamos en faena… ¿por qué no intentamos las dos cumbres más altas de Gredos?, Almanzor y Galana. La propuesta no hubo que discutirla, iríamos con la intención de hacer las dos.

Como teníamos dos días de vacaciones que gastar optamos por irnos martes y miércoles, hay menos personal en la zona, y acertamos.

 El viaje desde Madrid fue tranquilo, la subida de los Barrerones y posterior bajada nos la tomamos con la misma calma de siempre, teníamos todo el día, aun así, llegamos al refugio Elola a eso de las 3 de la tarde

Preparamos nosotros la comida, solo reservamos cena y una noche en el refugio. Creo que las sorpresas para Alex comenzaron en la comida, ese puré de patatas con carne deshidratado, una maravilla gastronómica en montaña, por sus comentarios le supo a gloria, después de meter en nuestras barrigas lo necesario para vivir y tras reposar un rato nos fuimos a enseñarle la laguna Esmeralda, un paso aquí un salto allá y terminamos buscando bloques donde dar unos pasos de escalada, ¿Cómo os podéis sujetar así? Fue uno de sus comentarios, pero no le enseñamos la magia de la escalada (aún), cuando llevamos 2 o 3 horas haciendo la cabra alguien se acuerda que no debería escalar, que tiene un dedo jodido y tuvimos que dejarlo para ir a cenar claro.

La cena, la mejor con mucho que me han puesto en este refugio, pasta de primero, que para más datos estaba buena, caliente y en cantidad, de segundo unos filetes de lomo bien presentado, es curiosos lo que cambian las cosas dependiendo de quién este al mando.

Tras la cena hicimos un poco de ejercicio de cuello mirando las estrellas, ahora bien, yo me deslice rápidamente al saco. La noche sin pena ni gloria y algún que otro ronquido y a las 7:15 de la mañana ya estábamos preparándonos para desayuna y empezar la larga jornada que teníamos por delante.

Unas indicaciones de última hora y al tajo, por el camino normal del Almanzor empezamos a ganar altura, este recorrido ya hecho más veces no tiene ninguna dificultad, bermeja arriba unos metros a derecha todo tieso a salir a la portilla del Crampón. Durante el ascenso hemos visto que venían detrás dos señores valencianos que sabían que subíamos al Almanzor y se han pegado a nosotros igual que una lapa.

Alcanzada la portilla solo uno de los valencianos se viene con nosotros, el otro se queda abajo esperándole. Para ascender a la cumbre del Almanzor, utilizamos la ruta que usamos en ocasiones anteriores, son pasos de escalera usando las manos, lo que le confiere seguridad al trazado, llevamos una cuerda por si Alex en la vertical la necesita, pero solventa bien los pasos delicados y alcanzamos la cumbre, donde como era de espera tomamos unas fotografías. Para el descenso utilizamos el mismo recorrido sin problemas.

Aquí nos despedimos de los valencianos, ellos van a descender ya al refugio y nosotros no iremos por la Portilla de los Cobardes para alcanzar el camino que discurre por debajo del Cuchillar de Ballesteros, foto va foto viene, es lo que tienen las maravillosas vistas que hay en Gredos, así sin darnos cuenta estamos en el Venteadero y viendo ya la cumbre de la Galana, se nos hizo corto el trayecto hasta la muesca, y sorpresa, pues  la conocíamos con nieve, con mucha nieve, al verla  ``pelá ’’ solo roca,  vimos el pequeño destrepe que hay que hacer, si tienes miedo a la altura tómatelo con calma, es fácil pero la visión de las canales a los lados puede acongojar, desde la muesca hay unos pasos muy sencillos por una placa inclinada y de bloques que están perfectamente marcados, hasta alcanzar la parte más compleja de esta cumbre, para acceder a ella hay varias opciones, una es un pasillo muy aéreo por la izquierda, que después de hacerlo  yo, desestimamos por el aire que hacía y la otra es un bloque en la chimenea central que tiene un cordino (se utiliza en los descensos, sobre todo en invierno) es un paso sin problemas salvo lo comentado antes, que tengas miedo a la altura, una vez superado,  un pasillo nos sitúa en el hueco central de la cumbre, lugar donde nos quedamos por que el aire soplaba con ganas y veníamos a hacer montaña, no parapent.

El aire y el descenso aconsejaron ponernos el arnés, de esta manera poder ayudar poco más a Alex en el destrepe, que con maestría y una pequeña ayuda realizo sin problemas.

De vuelta en la muesca, trepada y descenso al venteadero, desde este y viendo una canal con piedra suelta que permitía descender directamente salimos de la ruta que teníamos pensada y bajamos por ella alcanzando rápidamente la unión de los caminos, de bajada del Venteadero y que se une con el Ameal de Pablo, desde aquí seguimos descendiendo por una canal estrecha y muy encajonada  a la derecha de la punta Esperanza, con unos bonitos pasajes en destrepe. Ya en la zona más sencilla enlazamos con el camino de ascenso del Almanzor y el refugio.

Alcanzamos este a las 14 horas, con ganas de comer, pero no nos paramos, decidimos continuar, al final acertamos en hacer esto, para subir los Barrerones dejamos al “novato” encabezar la marcha, en buena hora lo hicimos, como tenía más hambre que un perro chico y sabiendo que al llegar al pueblo tendría la posibilidad de saciarse, puso un paso militar que nos llevó con la lengua fuera, no hicimos ninguna parada hasta la plataforma  y una hora cincuenta minutos más tarde,  estábamos en la plataforma y poco después  sentados en el Restaurante Alto Gredos, patatas revolconas, migas con huevo, croquetas y una caldereta nos quitan el hambre, el resto es la vuelta a la normalidad con un buen sabor de boca.

Manuel Medina.

Las Fotos

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